miércoles, 13 de enero de 2010

MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS, LA PELÍCULA QUE PUSO DE MODA AL ORFIDAL.


En 1988 el cineasta manchego Pedro Almodóvar estrenó el film “MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS”, la película que le colocó en la dimensión del cine internacional. A veces la realidad supera la ficción pero en esta comedia la realidad y la ficción van de la mano y desde entonces el gazpacho no volvió a ser lo mismo. Pepa Marcos, una actriz de doblaje, acaba de ser abandonada por Iván. Por fin ha conseguido que le confiese que ya no la quiere tras mucho tiempo de vicisitudes. A ella ya solo le queda preparar una maleta con las últimas cosas que le quedan de él. Pero en este duro trámite aparecerán en escena Candela, su mejor amiga que ha estado enrollada con un terrorista chiíta recién detenido, Carlos el hijo de Iván y Marisa, la novia de este, la típica virgen borde. En menos de 48 horas los personajes se verán envueltos en un enredo amoroso policial adornado por la exmujer de Iván, la portera encarnada por la eterna Chus Lampreave, la hija de esta y un entrañable taxista. Juntos acompañarán a Pepa en un va y ven de maletas, gazpachos y sentimientos hasta descubrir el lugar que ocupa entre ella e Iván, Paulina Morales, una abogada feminista. Una película tan real como la vida misma que te engancha, te hace reír y te emociona. Es de esas películas que puedes ver una y otra vez y nunca te cansa, esas historias escritas desde alguna obsesión, desde el amor o alguna experiencia vivida. El desamor, la mentira y la desesperación se funden con la amistad en un enredo surrealista ambientado en un decorado que sólo Almodóvar sabe hacer y enmascara en forma de comedia el dolor que nos produce la traición ¿quien no se ha sentido alguna vez en su vida como Pepa en esta película? La protagonista se encuentra en el paso previo al desamor, la confusión provocada por el abandono. Ella describe muy bien su agonía “no hay nada peor que esperar una llamada telefónica, te dan ganas de estrangularte con el cable”, es imposible describirlo mejor, hoy en día nos hacemos el harakiri con el móvil cuando el mensaje que esperábamos de él… es publicidad de Vodafone. Todos tenemos una Candela, esa amiga de vida caótica que busca en nosotros refugio cuando descubre por televisión, que ese guaperas que le ha robado el corazón es un terrorista ¿quien no se ha enrollado alguna vez con un terrorista? Vamos, es algo que está a la orden del día, nosotros también hemos sido Candela alguna vez. MUJERES AL BORDE DE UN ATAQUE DE NERVIOS siempre nos dejará con la ilusión de que un día nos recoja un mambotaxi, nos recordará llevar siempre colirio en el bolso y nos tentará a quemar el colchón o tirar el teléfono por la ventana. A modo de diálogos irrepetibles, bofetadas imposibles y canciones inolvidables Almodóvar nos convence con su película que la vida es puro teatro. Por Javier Carrera.

AGORA, SU LUZ Y SUS PATRICIOS.


Ajeno a toda promoción y crítica sobre ella, el pasado sábado me decidí, por fin, a ir a ver esta película con el convencimiento, que no había mejor plan para la noche del sábado que un cine con unos amigos.
Mi desconocimiento sobre el revuelo que estaba causando no era ni mucho menos un acto de rebeldía sino de despiste. Lo reconozco, marketinianamente debo ser un autentico desastre como cliente o espectador en este caso. Creo que tengo una especie impermeabilidad publicitaria innata que muchas veces me mantiene alejado de cualquier influencia mediática. Aspecto que prometo ya estoy cambiando, que para eso estoy estudiando un master en comunicación.

Entre tanto patricio guapo llegué a la conclusión de que mis sospechas no eran del todo falsas. Tampoco sé si son del todo ciertas, pero parece que alguien o más de uno pensaron lo mismo que yo. Era imposible que los cristianos fueran tan buenos como nos los han pintado siempre en las superproducciones americanas. En AGORA el prototipo de cristiano se aleja del canon de belleza Schifferiano para acercarse más al de perro-flauta. ¡Hombre! Quizás tampoco era para tanto, pero reconozco que a mi tanto ojo verde y ricito rubio me saturaban un poco.

Con una clara crítica a la ignorancia que producen los fanatismos, esta película de Alejandro Amenábar se pasea por el machismo mientras nos deja claro, que la llegada al poder siempre está precedida por una estela de destrucción. Deja cabida al protagonismo que tuvieron algunas mujeres a lo largo de la historia desde mucho antes de lo que nos cuentan. Y lo hace de la mano de la vida de HIPATIA, esta matemática y astrónoma que dio su vida a la ciencia y a la investigación. Vamos lo que toda la vida malamente lo llamaron bruja los cristianos… creo.

AGORA te envuelve con su luz y gusta porque es lenta. Sobretodo para los que como yo, a veces no nos enteramos bien de quien era el malo de la película. Hacía tiempo que no veía un cartón piedra tan bonito. El maquillaje brilla por su ausencia, lo que le hace aun más brillante y el vestuario, a pesar de algún desafortunado legging, es absolutamente maravilloso.

Durante las dos horas de película, con espectaculares efectos especiales no aptos para agorafóbicos, tristemente llegamos a la conclusión que la humanidad no ha evolucionado tanto desde entonces y menos aún cualquiera de las religiones, que siguen todas con el mismo rollo. De hecho tuve ratos que me desconcentré pensando que estaba viendo el telediario. El final no decepciona, es mas, con este final ya muchos queremos ser HIPATIA.